Nuestra Iglesia

Creemos en la existencia eterna de un Dios, creador y sustentador del universo,
eternamente existente como: Padre, Hijo y Espíritu Santo, teniendo cada uno los mismos atributos divinos, iguales en poder y gloria.

Creemos en Cristo, quien fue encarnado y, por su muerte y resurrección, realizó una obra completa y perfecta. Mediante su sangre, nos redimió y nos hizo reyes y sacerdotes para la gloria de Dios Padre. (Hebreos 10:11-14; Apocalipsis 1:5-6, 5:9-10)

Creemos en las inescrutables riquezas del evangelio de la Gracia y sus doctrinas
fundamentales: la elección soberana de Dios, la salvación por gracia, la depravación del hombre, la elección incondicional, la redención eficaz y la preservación de los santos.

Creemos en el Nuevo Pacto, instaurado por la muerte y resurrección de Cristo, como expresión válida del Pacto Eterno. A través de él, podemos interpretar y conocer la verdad presente, donde cada creyente debe ser afirmado y confirmado para ejercer su reinado y sacerdocio según el orden de Melquisedec. (Hebreos 7:11-16; 2 Pedro 1:12)

Creemos en la vigencia y presencia activa de los cinco ministerios (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros) constituidos por el Cristo Ascendido para la edificación de la Iglesia. (Efesios 4:11-16))

Creemos en el Gobierno Apostólico como expresión de la Teocracia para dirigir la
Iglesia de Cristo. Rechazamos los modelos de gobierno basados en la Autocracia (la autoridaddictatorial de un solo hombre), la Burocracia (la autoridad en una junta exclusiva) y la Democracia (la decisión por votación del pueblo), ya que no aparecen en el modelo neotestamentario.

Creemos en el Espíritu Santo, quien, mediante su fruto y sus dones, imparte a la Iglesia recursos, manifestaciones y medios para honrar a Dios, edificar a los creyentes y convencer a los incrédulos. (1 Corintios 14:22-25)

Creemos en la segunda venida de Cristo a la tierra, para consumar en plenitud el Reino de Dios y Su propósito eterno.

Creemos en el matrimonio. La Palabra de Dios utiliza la relación matrimonial como la metáfora suprema para ilustrar la relación de pacto con su Iglesia. Por lo tanto, el plan de Dios para la sexualidad humana es que se exprese únicamente en una relación monógama de por vida entre un hombre y una mujer, conforme a su sexo biológico y cromosómico de nacimiento, dentro del matrimonio. Esta relación es la única diseñada divinamente para el nacimiento y crianza de los hijos, y es una unión de pacto hecha delante de Dios, que toma prioridad sobre todas las demás relaciones humanas. Nos comprometemos a seguir y cumplir firmemente las enseñanzas de las Sagradas Escrituras con respecto al matrimonio.

Creemos que las relaciones fuera del matrimonio y las relaciones sexuales entre
personas del mismo sexo son inmorales y pecaminosas.

Creemos que la monogamia heterosexual es el plan de Dios para el matrimonio. Esto significa un pacto mediante el cual un hombre y una mujer, conforme al sexo original de nacimiento, se obligan mutuamente a ser esposo y esposa. La Iglesia Fe que Transforma no auspicia, acepta o reconoce cualquier matrimonio entre personas del mismo sexo, transexual, gay, lésbico, bisexual, transgénero o cualquier otra variante, sin importar el lugar donde se haya contraído. Como declaran las Sagradas Escrituras: «Hombre y mujer los creó para que sean fructíferos y se multipliquen, llenen la tierra y la gobiernen; por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo». (Génesis 1:27-28, 2:24)